Tener un animal de compañía trae consigo responsabilidad, satisfacción y alegría. Llegan también aprendizajes, ellos son maestros que nos hacen conscientes de nuestro lenguaje, lo que transmitimos.
Un #gato llamado Mono, fue la víctima frecuente de atropellos por los impulsos de la conductora de un veloz caminador, por el largo corredor de mi casa en el pueblo, esa era yo.
Amado entrañablemente por mis hermanas mayores, el Mono no corrió con suerte y termino siendo envenenado, ante lo cual fue enterrado en el solar. La historia cuenta que mis hermanas hicieron un gran ritual que incluía procesión con flores y por supuesto lloraron bastante por la ausencia de este integrante de la familia.
Me gustaría mucho conservar esos #recuerdos pero estaba muy pequeña y son poco los que guardo de esta época.
Luego de esta muerte, mis padres decidieron que ante tanto drama de mis #hermanas era mejor no tener más amigos peludos, que falla!
A pesar de vivir en un pueblo, no recuerdo que fuera común la figura de #animaldecompañía como un gato o perro en las casas vecinas que visitaba con frecuencia. Creo que incluso en la calle eran pocos.
Fue de unos años para acá que empezaron a hacerse más cercanos estos amigos en mi entorno más cercano, de hecho llegaron un par de perros bellos a las casas de mis hermanas y me empezó a gustar esa figura de familias #multiespecie que hoy son tan comunes.
Nico y Luna llegaron para mostrarnos a mis hermanas y a todos, un "amor salvaje" que no habíamos experimentado.
Pensaría que de parte de ellas hubo cierta resistencia inicialmente, pues según lo aprendido en casa ellos podían ser sinónimo de desorden y suciedad, para mis sobrinos que eran unos niños, en cambio, fue muy #natural recibir e integrar estos nuevos miembros de la #familia.
Ahora me tocó el turno: hace poco llegó a mi vida Picasso de una manera inesperada, me aventuro a decir que era nuestro destino encontrarnos.
Mi compañero se enamoró de él cuando vio su foto en una publicación sobre su estado: "disponible para #adopción".
La verdad es que era una imagen realmente conmovedora. Lo que más me sorprendió es el ímpetu y la seguridad con que él tomó la decisión de traerse a este peludo.
Estaba absolutamente convencido y #feliz, yo en cambio tenía mis dudas, pero como en muchos casos, a pesar de decir: "Es su #perro, su responsabilidad", terminé amándolo profundamente.
Los retos y dolores de cabeza han sido abundantes al tener por primera vez un #cachorro inquieto, juguetón y dañino en casa. Sin embargo creo que este peludo ha llegado para enseñarme lecciones valiosas, para hacerme mejor persona, sobre todo para hacerme consciente de ese lado instintivo y animal que está adentro de todos los humanos.
Una amiga bella y espiritual me dijo "Ese perrito es un #ángel que Dios te mandó en este momento especial de tu vida". Quedé conmovida, y decidí verlo así, a pesar del miedo que me invadió por hacerme completamente #responsable de esa vida.
Uno de los momentos más difíciles y de gran aprendizaje ha sido por el hecho de poner #límites. Seguramente mis amigas que son #mamás lo han vivido y saben del asunto... Es duro!
Aprender a guiarlo, enseñarle a convivir de la mejor manera, implica en ocasiones "hablarle fuerte". Poder decirle "Eso no se hace" con firmeza, con claridad, frente a lo que está bien en su comportamiento -con los de su especie y de otras-, fue un #reto para mí y sigue siendo aunque ahora es menos atormentador.
Este ha sido un gran #aprendizaje, sobre todo porque en esa tarea ha salido a la luz una necesidad que encuentro común en muchas personas a mi alrededor: ser aceptados y aprobados por otros, con el temor a decir NO o No más, evitando la confrontación.
Me he caracterizado por ser una persona muy "peace and love", considerando que expresar emociones como la #rabia está mal. Sin embargo hoy soy consciente que todas las emociones son necesarias, existen por una razón y cuando llegan pueden ser direccionadas a hechos tan necesarios y sanos en la vida de todos como poner #límites, saber decir NO.
Alguna vez escuché al profe de #yoga Esteban @estebananda.ea decir frente a la rabia que "En ocasiones podemos estallar cuál bomba atómica, dejando a nuestro alrededor un desastre con personas heridas", ante lo cual se recomienda elegir gestionar y canalizar esa emoción a través de la respiración consciente.
Traigo esta idea porque gracias a este nuevo rol, he vivido momentos de rabia intensa y también de enorme impotencia... no saber qué hacer, en vista de mi ignorancia sobre psicología perruna.
Y la verdad es que he comprobado los efectos calmantes de la respiración consciente, lenta y profunda. Ahora entiendo cuando se les aconseja a las mamás respirar y contar hasta 10 antes de reaccionar ¡Funciona!
Volviendo a la historia, un aspecto chévere de este asunto de ser "mamá perruna" es la #empatía "multiespecie" que he sentido, en especial con perros de todas las formas y tamaños, además con sus cuidadores en momentos y espacios para jugar y #compartir con otros, que considero tan necesario.
Frente a esto, recuerdo que alguien me dijo: "¿usted lo lleva a esa manga? ¡allá hay pulgas!". Pensé en el caso de un niño no lo llevan a las escuela porque hay piojos... no lo veo razonable, yo veo más ventajas que desventajas en ese compartir.
Es esa empatía con otros cuidadores, con quienes se comparten tips sobre el acopañamiento e incluso sobre las angustias comunes, la que permite fluir con tranquilidad en momentos de "efervescencia y calor".
Poder actuar frente a sus "agarrones" o sus enamoramientos intensos como adultos responsables, con solidaridad. Sin verlo como una ofensa personal, saber que es parte de su naturaleza instintiva y de su perronalidad: los que ladran sin parar, los amargados o solitarios, los intensos que quieren jugar a toda costa, los besucones, los más olfativos que detectan comida en los bolsillos de todos alrededor, los que aman las pelotas y juguetes ajenos, en fin.
Otro aprendizaje importante está relacionado con #juicios que hacemos frecuentemente, pues me he encontrado con personas temerosas de mi #amigo peludo por su apariencia.
Seguramente tiene que ver con que a pesar de ser un cachorro, es de tamaño considerable, se ve fuerte y con cara de bravo cuando está enfocado en oler todo en la calle durante los paseos.
Me causa incluso #risa ver personas que reaccionan con gran susto cuando él se acerca o prefieren cambiar de acera.
Esto me lleva a confirmar que los prejuicios que tenemos en la cabeza están siempre presentes. Sobre todo cuando actuamos en modo automático, sin consciencia del lenguaje que usamos y transmitimos.
Adicionalmente, algo que me ha tocado bastante es saberme más distraída de lo que pensaba. Ahora sé, en este proceso de crianza, de acompañamiento a un peludo con ganas de comerse y jugar con todo a su paso, lo importante de estar #presente, aquí y ahora, atenta a lo que pueda generar riesgo de ser comido, desbaratado y destruido por una criatura bella y amorosa pero además #salvaje, que actúa por llevado por el #instinto.
Galletas, chocolates, huevos crudos, aguacates, basura (en especial la orgánica) parece verse bastante atractivo para él, en especial cuando se queda solo en casa, sobretodo ahora que se para y alcanza a la cocina completa. Como dicen por ahí: "toca estar a cuatro ojos".
Otro reto difícil es seguirle el ritmo a un cachorro activo, que desde que se levanta pide salir a dar un paseo, correr, jugar, ser perseguido, ¡una locura!
Y eso que me considero bastante enérgica y activa, así y todo he sentido la exigencia física de esta tarea.
Algo que me encanta, que ahora veo con otros ojos, es el lado salvaje que nos muestran estos animales de compañía: hace poco él con su #instinto cazador y mucha pericia casi logra atrapar una paloma, ante lo cual algunas personas reaccionaron con asombro y temor, pero pues, no veo lo extraño, ¡es su #naturaleza cazar!
No sé porque se pueda condenar este hecho, está en sus genes, es parte de su estrategia de supervivencia, incluso de la nuestra, es el ciclo de la vida y la #muerte, de la que nos hemos apartado un poco, delegando esa responsabilidad en la industria alimenticia. Pude ser #consciente que ellos son parte de la naturaleza tratando de acomodarse a una #humanidad "civilizada".
Ahora veo más claro el hecho de negar ese lado salvaje que en ocasiones tapamos con apariencias, rechazando una parte de nuestra naturaleza, juzgando situaciones, eventos y elementos como "malos", "feos" o poco aceptados socialmente. Reflexionando sobre esto, creo que es de ese rechazo, esa separación, se hace evidente al generar prohibiciones y culpas que se guardan en la memoria durante la infancia especialmente.
Ese querer decir y hacer lo que "está bien" estar limpios y ordenados siempre, hace parte del afán por ser aceptados y aprobados con frecuencia, e incluye callar verdades "incómodas", llevar cargas y pesos sobre los hombros para evitar el "qué dirán", es algo común que nos enseñan y seguimos perpetuando.
Desafortunadamente "aguantar", guardar #secretos por miedo, por ser "correctos" y prolongar el sufrimiento es finalmente somatizado en forma de #síntomas físicos, espasmos, dolores que pueden volverse crónicos y desencadenar enfermedades.
Desafortunadamente en este mundo de los animales de compañía hay un lado oscuro que muestra la #ambición desmedida de algunas personas por dinero, es la "industria" de los criaderos. Con el maltrato y #explotación que traen consigo, especialmente de hembras usadas para procrear en exceso, primando los intereses de unos cuantos, sobre la vida y el #bienestar de otros.
Parece que estuviera hablando de la situación de #guerra que vivimos actualmente y es que el origen es el mismo.
De hecho en este momento existen numerosas restricciones de Estados Unidos para recibir perros colombianos, en vista del crecimiento del negocio de exportación de cachorros de una raza en especial.
Es una lástima que siga creciendo la cultura de comprar animales, con tantos peludos sin hogar, sobretodo si se trata de cuidar y proteger un animal: la raza, la apariencia, el color o el tamaño no debería ser la prioridad, pero pues la imagen es lo que más importa en muchos casos.
Finalmente siento mucha gratitud la vida y con ese compañero loco y enamorado con el que comparto, por traerme a ese otro amor, con sus enseñanzas, con la explosión de emociones, de insights, momentos de "ah ya comprendo mejor".
Alguna vez escuché una charla genial llamada "Maestros espirituales" de Borja Villaseca -muy recomendada-, sobre maestros que encontramos en la cotidianidad, este animal de compañía se ha convertido en uno de esos.
Además, creo que he tenido una integración importante con memorias ancestrales e incluso salvajes que llevo dentro, despertando en mí nuevos sentimientos.
Abriendo mi mente y mi corazón a un "amor expandido", a otras formas de ver esta realidad, está película en la que vivo, afrontando miedos, menos seria y acartonada, menos "limpia y ordenada", con más juego, soltura, así también más enraizada. Parada en el presente con firmeza y coraje, dispuesta a solucionar dificultades, a expresar con claridad, encontrando e integrando nuevas verdades, nuevos ANYAS o creencias.
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