Ascenso a la Sierra nevada del Cucuy
Actualizado: 2 ene 2022
Una aventura de altura, para celebrar el solsticio de invierno, cerrando este año con mucha conexión, rituales, aprendizajes y magia. Acá algunos sentires en este viaje maravilloso.

La idea de realizar este #viaje empezó, así como otros recientes, con algunas dudas, con temor por afrontar lo desconocido. A pesar de crecer en un pueblo, cerca del campo, no había sido amiga de dormir al aire libre o acampar, creo que me ha generado un poco de miedo el lado salvaje de la #naturaleza. A pesar de esto, pensar en subir a la montaña me llamó la atención, sentí su llamado incluso si implicaba acampar, pues en un principio creí que el plan lo incluía. Creo que una parte de mí, la más aventurera e intrépida ha aflorado últimamente, queriendo afrontar #retos y temores sin fundamento que surgieron en el pasado y que posiblemente cargo sin que sean míos.
El primer paso fue llegar al municipio Guican de la Sierra en #Boyacá, un lugar bastante lejano del que no había escuchado hablar, en algún momento visité algunos lugares de este departamento, pero creo que sé poco sobre geografía de #Colombia porque en mis conocimientos no estaba este municipio y tampoco el municipio del #Cucuy que alberga la Sierra Nevada. Desde Bogotá tomamos un bus intermunicipal que viajó aproximadamente 10 horas (aprovechando la noche para ganar tiempo). En la mañana, al llegar al pueblo, desayunamos, nos estiramos, conocimos el lugar mientras mercamos y salimos para la casa de campo donde nos alojamos.

Un paisaje hermoso nos esperaba, una casa campesina con vacas peludas y capul, que son ordeñadas cada #mañana, el ganado y la leche son una de las principales actividades económicas de la zona. El primer día se fue en acomodarnos en el lugar de la estadía, aclimatar el cuerpo con un recorrido corto por el lugar, preparar los alimentos y la logística de la cocina, prender el fuego para calentarnos y prepararnos psicológicamente para el #ascenso del día siguiente hacia Boquerón de Cardenillo, situada cerca de uno de los glaciales de la sierra.

La jornada empezó muy temprano, luego de tomar agua de panela caliente con pan, salimos caminando rumbo a nuestro destino. Un primer aliciente era llegar a disfrutar el desayuno, llegamos a una casa campesina dónde nos recibieron con una sopita caliente de papa. En un principio se me hizo raro, esperaba la típica arepa con huevo de siempre, sin embargo recordé que estaba fuera del territorio paisa y olía delicioso... era la #sopa, me animé a probarla y me encantó, con unas #papas suaves que se deshacían en la boca, además había huevito, pan con queso y #chocolate, ¡una delicia!
Quedamos recargados para continuar el #ascenso, aunque en un primer instante lo dudé, pues sentí un poco el soroche con dolor de cabeza, sin embargo una pastilla y unas hojitas de coca después, sentí ganas de seguir el camino, lo que me alegró enormemente por los paisajes hermosos que nos esperaban. Estábamos sorprendidos porque con nosotros seguía el recorrido Max, nuestro perro de la #montaña, compañero en esta aventura de altura, un #cachorro lleno de energía, ¡encantador!

Una vez llegamos al destino, hubo un momento especial, en silencio, propicio para conectarnos cada uno con el lugar, la tierra y la montaña, nos tomamos el tiempo para agradecer, apreciando el paisaje en #silencio. Allí tuve una sensación de #libertad enorme, mucho orgullo por decidir estar allí, a pesar de los miedos y la incertidumbre, sabiendo que después de las dudas y angustias surgidas, finalmente estaba cumpliendo un #sueño.

Luego de ese momento especial, empezamos el descenso, volvimos a la casa campesina a comer, un segundo aliciente para nuestros cuerpos exhaustos y hambrientos, esta vez comimos una #hamburguesa vegetariana, que prepararon los compas del grupo, para las que habíamos llevado los ingredientes listos. Genial ese merecido alimento y el descanso, luego de compartir en el grupo, con la familia, que nos recibió amablemente en su casa, la charla y las risas, tomamos el transporte hasta la casa nuevamente. Tuve una sensación de satisfacción y felicidad enorme: por haber decidido continuar el camino, por la montaña, el lugar, los alimentos, los #campesinos de la zona, los compañeros de #aventura.

El siguiente día lo dedicamos a descansar un poco, practicar #yoga, conocer el pueblo, sus #telares y termales. Visitamos algunas casas donde fabrican las famosas #ruanas boyacences, en un proceso artesanal, bastante manual aún, conversamos un poco con las personas que las elaboran; en su mayoría campesinos, amables y un poco tímidos. Visitamos además un lugar con termales, realmente era una piscina con agua tibia, muy chévere y disfrutada, hasta aprovechamos para celebrar el cumpleaños
a Sebastián, que no falte la cantada del cumple, la torta, la vela, el deseo, en fin. Para terminar, conocimos el pueblo y apreciamos sus fiestas tradicionales, antes de partir de nuevo.

La noche terminó con la celebración del solsticio de invierno: una #ceremonia que incluyó cena especial y un ritual muy sentido al rededor del #fuego. Realizamos un despacho colectivo, en el que cada uno hizo su aporte mientras hacíamos una meditación especial sobre los sentidos y los centros energéticos, ya había hecho antes un despacho que había llevado a la tierra, pero esta vez lo llevamos al fuego.
Me sentí muy movida con el ritual, cantando "échale miedo al fuego y vuelve al amor..." pensando en las intenciones sembradas en este despacho, en la transformación que este fuego genera, sentí gran conexión y energía moviéndose al rededor.

Finalmente llegaba el último día con el reto del mayor ascenso: alcanzar el glacial del Cóncavo, uno de los tantos picos de la #Sierranevadadelcucuy. Era el fin para el cual nos veníamos preparando, el día esperado, el encuentro con la nieve, con la cima. Arrancamos muy temprano al encuentro con los guías, habiendo tomado una rica bebida caliente con pan. Una #luna llena hermosa nos acompañaba desde la noche anterior, además salió el #sol y estaba el cielo despejado, lo que permitía ver varios de los picos de la sierra, en especial el que tiene el púlpito del Díablo, una roca enorme con una forma especial, muy famosa entre los habitantes y amantes de la sierra.
Nos tomamos un descanso, una pausa merecida para desayunar y continuamos, traté de subir en la cabeza del grupo, mascando las hojas de coca, que ayudan a combatir los efectos negativos de la altura sobre el cuerpo. Además, siguiendo el paso de Rocío, una guía simpática y conversadora que nos llevaba escuchando sus relatos y respondiendo las inquietudes sobre el lugar, sobre sus experiencias al visitar casi todos los días los diferentes glaciales de la sierra con múltiples grupos y personas.
Llegamos a la cima por fin, no lo podía creer, tanto rato observando la meta, "nos falta otra subidita y llegamos" nos decía la guía, hasta que vimos el #glacial: Con su nieve de color grisaceo, imponente y empinado. la idea es que está cubierto por hielo que se derrite para dar vida a diferentes fuentes de #agua que surten los acueductos de poblaciones de Boyacá e incluso de diferentes departamentos de Colombia.
De allí la importancia de estos ecosistemas... La sierras nevadas albergan el agua que llega hasta nuestros hogares, por ello son fuente de vida.
A pesar del cansancio, observar el glacial y su paisaje sublime, me trajo el mensaje de lo pequeño que somos, una lección de humildad ante su imponencia, a la vez su simplicidad y silencio, sentí mucha gratitud de poder vivir esta experiencia, poder apreciar estos paisajes esquivos e inhóspitos, disfrutar incluso del viento y el frío, acompañada de un grupo de personas bellas y especiales celebrando un nuevo solsticio de invierno, uno de gran conexión con la #tierra, la montaña, con el agua, el sol, la luna, el fuego y el aire en movimiento...
Toda una conjunción de elementos hicieron de ese momento todo un ritual de cierre de este ciclo, recogiendo la cosecha de muchos aprendizajes del 2021 que terminó.
Mucha gratitud con Isabel @isajllo y Esteban @estebananda.ea por hacer posible esta maravillosa experiencia, para coincidir con otras #almas que al igual que yo sintieron el llamado de la montaña y decidieron acudir.

Faltaba aún una parte que planteaba incertidumbre y Temor para mí: el descenso. Hace poco sufrí bastante al descender el páramo de Santa Inés, con una rodilla lastimada y adolorida sentí que no iba a poder terminar. Sin embargo, luego de algunos recorridos sufriendo la misma molestia me animé a hacer terapia con @jacobo_yepes28 y practicar juiciosa los ejercicios de fortalecimiento que me ayudaron a tener un final feliz esta vez.
Ya una vez de nuevo en la base del nevado, había un ambiente de gran #felicidad y satisfacción en el grupo por haber culminado el reto de la montaña, ¡misión cumplida!
Arrancamos camino a la cabaña para recoger el equipaje, viajar a Guican y tomar el transporte intermunicipal hasta Bogotá, un viaje largo nos esperaba, aunque con el cansancio de la jornada, ninguna silla es incómoda, creo que el sueño se apoderó de nosotros en el bus hasta la mañana siguiente.
Una vez en la terminal, tuve la sensación volver a la realidad, queriendo estar allá de nuevo, de extrañar los #paisajes, la vacas, a Max el peludo más madrugador "ayudando" a ordeñar. En fin, tuve sentimientos encontrados: el #corazón lleno, mucha plenitud por lo vivido, también mucho movimiento, como de nuevos aires, una recarga de #energía y conexión bastante potente.

Sentí sobretodo mucha #gratitud por conocer un nuevo rincón de Colombia, por esta tierra que me acoge, sus paisajes, su gente, por el grupo, el yoga, la Sadhana intinerante, por mi #cuerpo, la salud, el bienestar y la #consciencia que me permiten vivir y sentir cada vez con más intensidad estas experiencias y cada momento de conexión.