"La meditación es el camino que nos trae de vuelta a nosotros mismos, al permitirnos experimentar y saborear de verdad la plenitud de nuestro SER, ver más allá de nuestros comportamientos recurrentes”. Sogyal Rimponche
Mi experiencia
La #meditación me ha permitido ser consciente de lo que hay adentro guardado, creando plenitud y gratitud por momentos, pero además caos y confusión en otros.
Una clave que aplico durante la práctica, en momentos en que hay ebullición exagerada de pensamientos de todo tipo -en las tardes por ejemplo-, luego de una jornada llena de #movimiento, es permitirme observarlos, chequeando cada situación.
Observar tanto algunas ideas que se repiten sobre lo que pasó: conversaciones, imágenes, que parecen ruido, un murmullo constante, como las tareas que llegan a exigir ser atendidas: un mensaje que debo enviar, un pendiente en la cocina para el menú de mañana. Las observo y las dejo pasar.
He aprendido a darle cabida a toda esa información que llega. Es genial!
Darme cuenta que no soy ese #caos, es para mí un pequeño chispazo de iluminación.
No soy el afán por hacer, como en algún momento sentí, tampoco la cotorra que imagina conversaciones para aclarar asuntos inconclusos o pendientes.
Aunque tengo un poco de todo eso, como escuché de una maestra: he aprendido a abrazar esas distintas versiones de Sandra: inquieta, criticona, perfeccionista, distraída, imaginativa, soñadora... A todas las abrazo en momentos chéveres de encuentro íntimo que me estoy regalando cada día sin falta.
Teoría o receta mágica
El procedimiento parece fácil, desde afuera la secuencia que se observa es bastante simple:
1. Sentarse en el piso, hacer la postura de loto, cruzar las piernas, poner la columna recta, palmas de las manos relajadas sobre las piernas, estar en quietud.
2. Cerrar los ojos, respirar profunda y conscientemente, permanecer en quietud.
3. Sostener la postura, entrar en sintonía con el silencio.
4. Esperar a que suene el temporizador, pueden pasar 5, 15, 30 minutos o una hora, dependiendo del nivel alcanzado.
5. Empezar a recuperar el movimiento lentamente, descruzar las piernas, darse cuenta que pueden estar entumecidas, volver a la realidad.
La idea es que así como cuando se quiere aprender a sumar, a nadar, a montar bicicleta, puedes tener la receta, leerla, memorizarla, hacer resumen y nada de esto funcionará hasta que no lo lleves a la #práctica.
Toca hacerlo, intentarlo muchas veces, tomar lápiz y borrador, montarse en la bicicleta, meterse a la piscina.
Afrontar el miedo es el primer paso, hacerlo, cometer errores, borrar lo escrito, caerse de la bici, tragar agua y en el propósito de meditar: tomarse el tiempo de sentarse, regalarse ese espacio de soledad, desconectarse, darse el permiso para ausentarse del afuera por un momento.
Empezar es más fácil si tienes un maestro que te guíe. Opciones hay muchas, las #meditacionesguiadas son un buen comienzo, para luego soltarlas cuando se sienta más confianza y comodidad en el silencio.
A sumar, montar bicicleta y nadar se aprende con frecuencia en la niñez o la juventud, con "mente de principiante", siendo "gomosos", simplemente intentando, sin tener tantos miedos sembrados, ni ideas rígidas de cómo debe hacerse o de los resultados esperados.
Puede ser por esto que meditar es una meta de adultos que muchos intentamos o hemos tenido en la lista de pendientes y así también se descartan o se posponen, cuando no se tienen pronto "resultados", o no se cumplen expectativas.
Sobre los beneficios de esta práctica, se sabe que son bastantes: menos estrés, mayor #saludfísicaymental, mejor calidad del sueño y de vida, lograr estados de calma, tranquilidad, de conexión especial. Sin embargo, practicarlo y sobre todo persistir, sostenerla, no es tan fácil como aparece en el listado de pasos inicial.
Preparar el cuerpo
Uno de los obstáculos al momento de meditar puede ser el #cuerpo. Algo claro es la quietud nos cuesta a muchas personas. Además, sentarnos en el piso para los occidentales es otro reto, pues no es común en nuestra cultura. Para las culturas orientales en cambio es habitual. Ahí empieza el desafío: preparar el cuerpo para la #quietud y para la postura.
Algo genial que aprendí hace poco es que se puede meditar sentado en una silla, no hay ningún lío. Un factor a tener en cuenta es la columna recta, "columna recta, camino recto". Si se hace en el piso, una herramienta muy importante, que ayuda para más comodidad, soportar mejor la columna y poder sostener la práctica, es apoyar las caderas en un cojín -o zafu-. Es un principio básico aprendido en un curso que recomiendo bastante con la profe de yoga Andrea @radi.yoga.
Ando tan sintonizada con el propósito que han llegado nuevos maestros, otras miradas individuales y grupales a enriquecerlo, a fortalecer el #hábito que hace un tiempo empecé a practicar, pero por las múltiples ocupaciones he dejado por épocas.
Existen diferentes corrientes que proponen la meditación: yoga, budhismo, mindfullness. Algo que me conecta enormemente de #yoga, es el movimiento del cuerpo antes o después de la práctica. Las #ásanas permiten preparar las caderas, el tronco, la columna, los hombros, el cuello, cada parte del cuerpo para La Postura: el loto.
Dichosa postura que a simple vista parece que fluyera sin esfuerzo, pero implica disciplina integrarla, hacerla natural. Y aún más, sostenerla por largo tiempo.
Algo que he aprendido es que la meditación es un estado que llega, que florece sin que yo pueda forzarlo. Es un poco similar al sueño. Lo único que se puede hacer para que ambos sucedan es prepararse, disponerse.
Disponerse es el #ritual que permite hacer de ese momento, algo mágico.
No necesariamente es la luz que se enciende, o el incienso, lo que hace la práctica, pero si la energía y la #intención que envuelven esos actos, las que facilitan ir adentro a establecer esa conexión interna, poder dejar por un momento la realidad que nos rodea, soltar el control.
Respirar conscientemente y calmar la mente
Además del cuerpo, la invitación es a disponer la mente.
La #mente, un concepto que cuesta un poco aterrizar, que asociamos a la cabeza, o el cerebro, pero que realmente está asociada al sistema nervioso, que habita en todo el cuerpo.
Un concepto difundido y equivocado es: meditar es dejar la mente en blanco, lo cual es imposible. "Ella solo está en blanco antes de un examen" como nos decía hace poco el maestro Esteban @estebanada.ea en el curso: Cultivo del pensamiento.
"Su trabajo es planear, calcular, recordar, por eso todo el tiempo está activa y luchar contra eso solo trae más resistencia, más pensamientos conflictivos".
Para calmar esa ebullición de pensamientos, la herramienta es la #respiraciónconsciente.
Todo empieza con cerrar los ojos, para llevar la #atención a la inhalación.
Cómo se siente cuando entra el aire, qué pasa en el cuerpo?
Observa las sensaciones que llegan, además al exhalar. Un reto inicial es hacer una exhalación lenta, alargando cada vez más, evitando "explotar", soltar el aire de golpe.
Y avanzando aún más, empezar a introducir entre estás dos etapas la retención del aire. Hacerlo de a poco, empezando con una #pausa pequeña, como mencionaba Mary @a.mar.cosmico quien dirige una práctica de meditación colectiva: "poder observar el momento en que muere la inhalación y nace la exhalación".
Chévere tomarlo como un #juego, jugar con el aire, con la #energíavital, para hacernos conscientes de su entrada y salida. Como cuando niños veíamos un reto en "aguantar la respiración".
Esa pausa, el momento de la retención es precisamente una invitación a pausar también ese remolino de pensamientos, pues en ese instante, estamos en plena presencia, es ahí donde podemos con más facilidad conectarnos con los latidos del #corazón físico: el motor que nunca para, además, con el corazón espiritual: que nos pone a vibrar en sintonía con todo y con todos.
"El corazón espiritual que nos hace sentir que somos 'parte de', una chispita de la gran fuerza de creación".
Se puede llegar con la práctica constante a una realizar fácilmente la respiración triangular: usando por ejemplo cuatro 4 conteos al inhalar, al retener y al exhalar. Es un ejercicio que ayuda enormemente en este propósito de enfocar la atención, calmar la mente y su fluctuación constante de #pensamientos.
El Om y los mantras
Otra de las anclas chéveres que uso con el propósito de disponerme, son los mantras.
Tienen todo que ver con entrar en una #vibración que favorezca ese estado de calma, de #conexión. El tema de la vibración y el mantra Om es algo muy cuestionado en occidente. Porque hacerlo y que significa?
Será que al pronunciarlo invocamos una de las deidades del hinduísmo?
Son preguntas que surgen con mucha frecuencia.
Hace poco una amiga me hizo la pregunta y en ese momento me llegó decirle:
Es una resonancia que activa una vibración ascendente en la columna y la cabeza, que activa la glándula pineal permitiendo la visión, la conexión con la energía sutil creadora, despertando la intuición, la #sabiduríainterior más allá de la razón.
Hace un tiempo solté el temor a vincularme o desvincularme de alguna religión. Ya no siento la necesidad de saber o explicar si soy de acá o de allá. Tomo lo que siento que me hace bien y esa certeza no me la da el conocimiento, o matricularme en una secta, ahora me llega más desde las #sensaciones, desde el escuchar y observar cómo se siente el cuerpo en un espacio o en una práctica.
De allí que escuchar y cantar #mantras me encanta, es otra forma genial para disponerme al estado de meditación. Además para conectar cuerpo y mente en una vibración de #armonía, liberando tensiones guardadas en el chakra garganta y en todo el cuerpo.
Las expectativas
Conversábamos en un grupo de estudio dirigido por @estebananda.ea, que hay momentos de #prácticameditativa en que llegan sensaciones de #gozo, de paz y plenitud, que hacen que queramos repetir la experiencia.
Sin embargo, no siempre se siente igual. Muchos factores internos y externos influyen para que también lleguen sensaciones no tan chéveres y lo que veamos adentro no nos guste. Emociones como miedo, tristeza o culpa, pueden aflorar, además situaciones que nos preocupan o generan #dolor. Ahí es cuando aparece su efecto terapéutico, la oportunidad de #sanar, de transformar-nos.
Y está bien! No somos los mismos todos los días. El asunto es soltar las expectativas de "cómo debe ser". Se trata de observar el mundo interno, evitando juzgar, aprendiendo a aceptar, abrazarnos de forma compasiva con todo y esa información que podemos ver densa o pesada.
Puedes ser que tras lograr enfocar la atención, lleguen visiones que se sienten extremadamente gozosas, sentirlo como una #experienciamística. Como decía el profe Esteban: "llegar a ver fuegos artificiales". Así como sucede en instantes de #dicha, de presencia absoluta, inmersos en un paisaje o una situación que nos deja "sin aliento".
Sin embargo, esto no siempre sucede, y ahí es importante tener claro que la meditación no necesariamente nos lleva a estados alterados de #consciencia como los que se viven bajo el efecto de sustancias externas, como las #plantassagradas por ejemplo.
Lo que si he podido experimentar, en sintonía con compañeros del camino, es "quien soy" el día que medito. "Cómo se desenvuelve mi realidad cuando integro la #prácticameditativa, hace la diferencia".
Finalmente la invitación, si han sentido el llamado a meditar es a intentarlo, insistir y persistir. Buscar un maestro(a), un guía, es una buena idea para empezar.
Acá compartí algunos referentes que ha llegado en mi camino.
Además si se tiene la oportunidad, hacer parte de un grupo, sentir la energía y la fuerza del colectivo que nos invite a dedicar un tiempo al #propósito. Poder soltar otras tareas "urgentes", y abrir espacio a lo importante.
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