Religión, rituales, ceremonias, son aspectos presentes en la humanidad desde siempre por tradición frecuentemente. Ahora, independiente de ser o no religiosos ¿Cuál es nuestra idea de Dios? ¿ha cambiado esta con el tiempo?

Hace poco disfrutamos de una semana diferente: para algunos un tiempo de acercamiento a la iglesia, los rituales de la religión católica, para otros, un tiempo de recogimiento espiritual o simplemente un periodo de descanso. Cada semana santa hasta hace pocos años, traté de estar en mi pueblo participando de las ceremonias. En el tiempo en que viví allí de hecho, sentía este como un tiempo especial, de recogimiento, oración, un tiempo para dedicar a Dios.
Los últimos años sentí algunos cambios. Algo de lo que fui consciente es que precisamente en la época del colegio, en mi pueblo y en otros que llegue a visitar, se vivía esta semana como unos días de oración intensa que terminaban en celebración un poco mundana, en parranda. Posiblemente por el sentimiento de #resurrección y renovación que reinaba. Era un movimiento intenso, como un gran oleaje de reflexión al rededor de la vida de #Jesus, su muerte, la injusticia y la culpa, para luego volver afuera de forma un poco eufórica.

De hecho escuché que en un pueblo bello, aunque frío que visité muy feliz, se nombraba le "treitayunito" a la parranda que llegaba el sábado santo.
Esto que pasa en #semanasanta, me lleva a pensar en lo paradójico que somos, un pueblo bastante fiel a las tradiciones. Siento que son unos días en que pedimos perdón, hay arrepentimiento, deseos de #renovación en un ambiente chévere de silencio y #reflexión para que luego llegue la recompensa por sentir dolor. Como si luego de un hacer un "sacrificio", dedicando un tiempo a ir adentro, a la devoción, que incluye: procesiones, oraciones, #rituales, pago de promesas, sintiéramos la necesidad de volver afuera intensamente, al ruido y el alboroto de siempre.
Algo de lo que he sido consciente hace un tiempo es que mi idea de Dios ha cambiado, se ha venido transformando. Así también ha pasado para muchas personas de mi entorno, a quienes agradezco por compartir sus opiniones, tomarse el tiempo de unirse a mis reflexiones. Las ideas que expongo en este texto, son sentires colectivos, tejidos con el aporte de sus palabras.
Siento que existe una idea de Dios común a muchas personas en la infancia, que se transforma a lo largo de la vida por las diferentes etapas que pasamos. Es común que esa forma del #Dios de la infancia se asocie a un un ser humano, vigilante de lo que hacemos. Cómo me dijo una amiga imaginativa, que piensa con imágenes todo el tiempo: era un señor montado en una nube observando y juzgando lo que yo hacía mal. Una idea con la que me sentí muy identificada.

Un recuerdo de mi juventud que me llegó, fue mientras participaba en un grupo católico, con las monjas del colegio donde estudiaba. Era algo así como un grupo de oración y discutíamos sobre el papel de la religión en la #sociedad. Pensar en:
¿Realmente, practicarla y ser devotos nos hace mejores personas y ciudadanos? Recuerdo que mencionamos el simbolismo tan presente en las personas católicas, de doctrinas cristianas y no cristianas. Un ejemplo era el hecho triste, frecuente por esa época, de que los sicarios rezaran a la virgen y cargaran escapulario para que "les saliera bien la vuelta". Ignorando que su intención era cegar la vida de otra persona.
Con el #sufrimiento y las consecuencias negativas que su acto traería para muchas familias, la sociedad y para ellos mismos, su #familia, sus vidas. Sobre esto, los entornos difíciles, la supervivencia y la religiosidad habría mucho por discutir.
Ahora, sobre el #catolicismo y el momento en que algunos empezamos a cuestionar, recuerdo algo que en algún momento de mi vida generó un cambio de punto de vista: ser consciente que antes de cristo hubo una historia, una civilización previa, por lo que pensar que sin adorar a Jesús no se puede llegar a la salvación pues implica dejar por fuera de este privilegio a quienes lo antecedieron. Además que a nivel geográfico había una influencia limitada del catolicismo y el cristianismo. Desde allí, pude empezar a pensar en otras identidades para Dios que fueron mutando a otras formas para la #divinidad, separadas de esa imagen humanizada, más cercanas e incluyentes, llegando a sentir que realmente está en mi, que soy "parte de".
Escuchar y leer las ideas compartidas en este colectivo, me ha hecho a reflexionar. Encuentro en primer lugar, que la palabra "Dios" crea resistencia en algunas personas, lo bueno es que se abre un gran abanico de opciones, apoyados en la riqueza del lenguaje: la divinidad, la fuente, esa fuerza superior que nos sostiene, de la cual venimos y somos parte... Este es un primer factor común en la transformación del concepto para muchas personas: tener una #idea de Dios más amplia, que supera barreras de forma, tiempo y espacio.
Comparto algunas ideas recibidas de personas cercanas en un ejercicio genial de cocreacion:
"Veo a Dios como un compañero de vida a quien agradecer, está presente nos da el libre albedrío, alguien que puede interceder cuando le encomendamos algo". "La energía de la vida y la naturaleza misma". "Soy uno con Dios y es uno conmigo su amor habita en mi, en cada acto direccionado desde el amor estoy manifestando su poder". "Una fuerza que nos contiene a todos ya todo". "Lo espiritual, los valores, la trascendencia". "Un creador que va más allá de la biología, la ciencia, alguien superior que se encarga de las maravillas del mundo, que nos ama tanto que nos da la libertad de decidir quién deseamos ser". "Es la gratitud y plenitud presentes en la vida". "Dios, el universo, la vida misma son unos solo, mantengo devoción constante a ella confiando y dejándome sorprender".
Ahora, una vivencia común a muchos, es que durante la adolescencia, en una etapa de rebeldía, decidamos alejarnos de la religión y hasta de Dios. La distancia que tomamos puede ser corta, pensando en un cambio más de forma que de fondo, separando la idea de Dios de la religiosidad, o puede ser radical. Algunas personas en esta época y durante la juventud han decidido declararse #ateas, influenciados posiblemente por la academia, especialmente en épocas de estudios universitarios, en los que nos damos el permiso de cuestionar esas verdades dogmáticas de la religión, influenciados en gran medida por la #ciencia, dándole todo el poder a la razón, la mente lógica y racional.
Pensando en ese grupo de personas más académicas, que cuestionan la existencia de esa fuerza superior, una amiga muy pila me compartió que cursando un curso de biología en la universidad, comprendió que por más que se trataran de imitar las condiciones en que surgió la primera forma de #vida celular, en el mar, ha sido imposible -hasta el momento- para los científicos, crear vida. Acercamientos tales como los experimentos de clonación han hecho pensar que estamos cerca de lograr esa máxima capacidad de #creación, sin embargo falta todavía. Para ella, esa fue una "señal divina" que la hizo sentir que existe realmente una #energíasuperior creadora.
Por otro lado, el año pasado, aprendiendo sobre el #yoga y su historia, participe en una lectura en comunidad del Baghavad Gita, un relato épico sobre el Dios Krishna, que me dejó reflexiones y aprendizajes interesantes. Uno impactante que recuerdo, es poder ver a Dios en lo que nos han enseñado que es feo o "malo", lo que tachamos como miedoso, que se sale de los cánones de lo lindo, pacífico y #armonioso. Tener la capacidad de ver a Dios en la liebre y en el león que la caza. Como escuché una vez: la #naturaleza es perfecta, sin embargo incluye situaciones que nos generan temor, que a veces vemos como injustas, tal como el alimentarse de otros más débiles, para sobrevivir.
El reto y la propuesta es: ¿Que tal transformar ese punto de vista?
Como decía el profe Esteban @estebananda.ea del grupo del Baghavad Gita: "Poder encontrar en una tormenta un mensaje divino, o en la furia de un huracán, en aquello que hemos denominado "desastres naturales"". Sentí tanta conexión, que quise plasmar esta idea conectando con la #artista que hay en mí.
Es una sensación muy chévere poder soltar miedos y temores infundidos, sobre la naturaleza por ejemplo. Decidir aceptar evitando juzgar como buenos o malos ciertos seres o situaciones, saber que todo tiene un propósito, incluso lo que nos genera emociones densas como #miedo, rabia o tristeza.

Aventurarme a escribir este y otros textos, a crear y compartir pensamientos hechos palabras, para mí implican un gran reto: conectar con mi parte #creativa, dejar fluir esa capacidad inventiva, dedicar tiempo y esfuerzo a algo que -a diferencia de un trabajo- no implica una recompensa económica, solo se hace por el placer y la satisfacción de crear. Precisamente desde este #propósito recibí nuevamente la invitación -como esos mensajes que sentimos llegan de diferentes fuentes, en sincronía- a cuestionar mi idea de Dios, a través del libro: #elcaminodelartista. Allí Julia Cameron plantea:
"Al observar la creación divina resulta bastante claro que el propio creador no supo donde parar. No hay una flor rosa ni siquiera 50 flores rosas, sino cientos. Los copos de nieve por supuesto, son el colmo del regocijo creativo. No hay dos iguales. Este creador tiene una pinta sospechosamente parecida a la de alguien que tal vez nos envíe apoyo para nuestras aventuras creativas".
Adicionalmente, en mi preparación para acompañar a otros en su sanación como terapeuta, recibí la invitación de otro maestro especial: Felipe, de @siriocasaestudio a preguntarme:
¿Cuál es mi idea de Dios?
Encontré que precisamente ha habido una #transformación chévere, sin embargo tenía ciertas dualidades, sentía que aún persistirán asociados a Dios la culpa y #castigo, pero ¡claro! Caí en cuenta que han sido muchos años con esas creencias.
Me pareció genial esta confrontación con el concepto, poder desechar viejas #creencias sembradas en el pasado y sentirme parte de esa fuerza creadora.
Una idea que con la que me conecte, sentí gran sintonía es pensarlo como "el espíritu que mueve todo en el universo". lo cual implica dejar de asociarlo a una forma humana u otra específica, poder pensar en un Dios expandido.
Más allá de cuestionarnos sobre nuestra idea de Dios, importante ser conscientes y preguntarnos: ¿Esa devoción a Dios que practicamos nos hace mejores seres humanos? ¿Nos ayuda a ser personas plenas, confiadas, abiertas a aceptar a otros, a acoger la diferencia y la adversidad? ¿Ser personas dispuestas incluso a aceptar la oscuridad que hay en cada uno, en el colectivo, el entorno y el universo?
Porque es siendo conscientes de todo esto, que podemos elegir transformar nuestra visión, desde un #amor compasivo por todos, por todo.
Más que querer mostrar la devoción y convencer a otros con palabras o discursos, son los actos de cada día, que sembramos desde las intenciones, los que podemos ofrendar a la divinidad presente en nosotros. Sin necesidad de intermediarios o en espacios de tiempo o de lugar especialmente dedicados a este fin. Poder sentirnos conectados con la vida, aún en circunstancias difíciles, confiados y seguros de esa energía superior que nos soporta.
Como escuché hace poco, a Ana María @Aymaluz: La invitación es a que cada pensamiento, cada palabra y acción la podemos ofrendar e intencionar desde la #luz y el amor.
"A través de la consciencia de luz reconozcamos la capacidad de integrar estados de conflicto y separación. Ser conscientes de un poder en armonía y equilibrio que trasciende la lucha y el rechazo. Cuando encarnamos esa conciencia de #paz, la reflejamos y compartimos."
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